La anterior, es la frase mas trillada que pueda existir cuando se trata de justificar la actitud reprobable e irresponsable de aquel que desde la pubertad hasta el día de su matrimonio y después de él, intenta saciar placeres carnales por medio de supuestas diversiones que no lo hacen llegar a otro lado más que al de la cercanía con su propia destrucción.
Son jóvenes, sí; quieren divertirse, sí… Pero ambas aseveraciones suelen ser peligrosas en su práctica cuando se ejercen dejándose llevar por la corriente más fuerte que es la que indica que ante eso, hay que satisfacer las necesidades NO básicas a través de actos poco recomendables.
En el caso específico de un futbolista, es entendible que intenten divertirse como lo haría cualquier otra persona de su edad, pero habrá que considerar que la situación propia de su profesión, indica que tienen que llevar una vida muy distinta, más sana, más responsable, más correcta, más pura.
Por lo tanto la vida para el futbolista entiendo no debería ser de excesos ni de vicios, sino de sacrificios y mediciones.
Cuando por divertirse un poco se olvidan de los cuidados, vienen los excesos que conllevan a la muerte futbolística, moral, personal y de la propia vida.
Debe de ser complicada la tentación en la que se ven envueltos los jugadores de fútbol al tener fama, dinero y por ende la posibilidad de hacer prácticamente lo que quieran, pero ello no debe de ser sinónimo de irresponsabilidad, sino mas bien tendría que ser combatido con amor a su deporte, a su familia, a su equipo, a Dios, y a ellos mismos.
Hablando de vida futbolística el practicante profesional de este deporte debe de recordar que es bastante corta.
Cuando escuchamos que un Misael Espinoza llegó a los 20 años jugando fútbol pagado nos admiramos, pero este es un garbanzo de a libra, generalmente no se juega tantos años, 12 0 13 es el promedio.
La vida futbolística es pequeña y por tanto el cuidado de la misma debe de ser detallado, minucioso, exacto. La posibilidad de ganar grandes cantidades de dinero se da solamente en esa etapa, después, es difícil.
Por tanto habría que cuidar ese dinero, no derrocharlo, y menos arriesgarlo en gastos que no representan una necesidad básica, ni poner en peligro la fuente de la que brota que es precisamente su capacidad de practicar el fútbol al que se supone, tanto aman y amamos todos.
Son jóvenes, sí; quieren divertirse, sí…Pero señores, todo con criterio y sabiduría y en todos, los aspectos serán mejores por mayor tiempo.
Y recuerden, EL FUTBOL ES PARA GOZARSE, NO PARA ENFERMARSE
Por: Alejandro Aguirre Castelán
Twitter: @regioaguirre
